Consejos, en primera persona, para combinar el trabajo en casa con la crianza de los hijos


Por Esteban Glas * (Columnista invitado)

Hace ya más de seis años que trabajo casi exclusivamente desde mi casa. Durante ese tiempo pasaron
muchas cosas a nivel personal. El nacimiento de dos hijos se destaca bastante por sobre las demás
cosas.

Balancear la vida personal y la profesional para aquellos que tele-trabajamos es, de por si, un desafío
enorme. Poder trazar líneas imaginarias cuando la opción de “dejar el trabajo en la oficina” no existe
es algo que tiene que ser aprendido. Si a esa situación particular le sumamos chicos que todavía no
pueden entender muy bien de que se trata eso de “papá está trabajando” la cosa se pone peluda.

Aprender a convivir con esa realidad es un proceso que involucra a toda la familia.

Comparto algunos consejos aprendidos con la experiencia:

Un espacio para trabajar.

Tener un espacio asignado para trabajar dentro de casa es fundamental. ¡Ayuda a que las líneas
imaginarias no sean tan imaginarias! El lugar no tiene que ser, necesariamente, exclusivo para eso –al fin y al cabo no todos pueden tener una habitación extra para usar como oficina–, pero es primordial que
todo el mundo entienda que en ese lugar se trabaja. Además de ayudar a la familia, hallo que me ayuda
también a mí a ponerme en modo «laburo» (trabajo) cuando estoy ahí.

La puerta es tu amiga.

Esto se desprende de lo anterior. Una puerta cerrada es indicación de que adentro se está en reunión o
concentrado/concentrada. Cuesta varios intentos explicarle a los chicos que tienen que hacer de cuenta
que uno no está si la puerta está cerrada.

Un poco de estructura ayuda mucho.

Una de las cosas más fantásticas del trabajo remoto es que podemos administrar los tiempos y la
forma en que trabajamos a gusto y placer. Aunque la realidad dicta que terminamos trabajando hasta
cualquier hora, en cualquier momento. Entonces es necesario auto-imponernos unos lineamientos
generales a respetar: trabajar solo hasta una hora determinada (e intentar no distraerse antes de eso),
saber desconectarse, usar la creatividad para establecer límites entre lo laboral y lo personal/familiar.

Tener una escapatoria.

Particularmente con chicos de menos de 6 años las cosas pueden salirse de control. Pretender que
entiendan completamente la responsabilidad de su papá o mamá es injusto con ellos. Para esas
ocasiones en las que los angelitos deciden entrar en un raid de destrucción –en casa pasa seguido– es
bueno poder contar con un lugar para escaparse. En mi caso es un café a unas pocas cuadras de mi casa,
pero puede ser cualquier lugar que nos resulte conveniente.

Más allá de los desafíos que presenta la convivencia de la vida familiar con la laboral, me considero muy
afortunado de haber podido compartir tanto tiempo con mis hijos durante su infancia.

Entre todos aprendimos a sobrellevar las desventajas y a disfrutar de las ventajas.

* Esteban Glas (@estebanglas). Tiene un blog en el que casi no escribe (http://redtacora.com.ar) y se pasó los últimos años jomofiseando para Lenovo, AbilTo y Futura Networks/Campus Party. También, de vez en cuando, alguien le pregunta su opinión sobre algo. Y si no se la preguntan la da igual.

Pics | Los hijos de Esteban y él en su Jomofis.

Si querés enviarnos una idea de columna hacelo a ideas@jomofis.com

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