Para trabajar en casa todos somos iguales, pero algunos más iguales que otros


La frase que George Orwell hizo conocida en «Rebelión en la granja» también se aplica al trabajo en casa.
Según un estudio levantado por The New York Times uno de los grandes desafíos de las empresas que dejan que sus empleados trabajen al menos parcialmente en sus hogares es lograr que ese beneficio sea percibido de una manera similar por todas los rangos y tipos de trabajo.

El informe dice que si eso no sucede aparece lo que ellos llaman «penalización por tipo de carrera» que suele afectar la motivación de los equipos que no se ven beneficiados. En el texto también deja claro que el problema es aún mayor si bajo la misma empresa se mezclan trabajos tradicionales, como el de una fábrica, con otros como el de los desarrolladores.

Estos últimos, como ya vimos cuando hablamos de ingreso promedio, son los más beneficiados a la hora de trabajar en casa.

Otro dato interesante de la nota es el del caso de la empresa Ernst & Young que comenzó a dar la posibilidad de tener flexibilidad oficina/jomofis desde los noventa cuando se dieron cuenta de que las mujeres se iban de la empresa, generalmente, para criar a sus hijos en el momento en que se preparan los ascensos. Eso hacía que la rotación de mujeres fuera mucho más alta (10/15%). Hoy es «apenas» un 2% mayor que la de los hombres.

Más allá de estos datos recomiendo mucho leer la nota completa.

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