Sí, muchos usamos el café del barrio como oficina paralela, pero ¿cómo nos comportamos cuando nos quedamos más de, digamos, dos horas?

Con todo el sarcasmo que le permite Gizmodo el español Jesús Díaz escribió una nota que crítica el uso del bar como oficina.

Si bien en los países hispanos no es tan común ver personas usando el WiFi sin comprar NADA, algo que nos podemos encontrar en ciudades con un Starbucks por cuadra como Nueva York, eso no quita que tanto dueños como clientes que esperan por una mesa liberada hayamos pensado si tendría que haber algún límite explícito o implícito en el uso del espacio y el WiFi.

Díaz no lo dudó y propone estas tres reglas (acá las dejamos aptas para todo público, las originales están en el en artículo de Gizmodo):

•  Comprá por lo menos un café. No entres y te sientes directamente con tu computadora.

•  Cuando terminaste tu café – está ok, tomate tu tiempo siempre y cuando sea a un ritmo razonable-  te podés quedar cinco minutos, También pueden ser diez minutos. Luego andate.

• Si te querés quedar más tiempo, comprá otro café. Algo de la pastelería también puede estar bien, puede ser un sandwich. Cualquier cosa, pero seguí comprando cosas. Ese es el alquiler que pagás. Es mucho menos que alquilar tu propia oficina o tu departamento.

•  Extra: no hagas llamadas adelante de todos, porque a nadie le interesa lo que le pasó a Tamara o Julieta la noche de ayer.

Pic | PR Starbucks