Hace poco me crucé con un concepto simple, pero del que hablamos muchas veces sin saber que tenía un nombre. Cuando buscamos un lugar para trabajar que no sea nuestra jomofis, estamos buscando un «tercer lugar» en el que nos sintamos cómodos, quede cerca de nuestra casa (idealmente se debe ir caminando) y tengamos algún conocido que puede ser el mozo u otro «teleworker» que nos cruzamos allí.

Este tercer lugar, el primero es el hogar y el segundo es la oficina (en nuestro caso, suponemos, la jomofis), es un concepto acuñado por el sociologo Ray Oldenburg en su libro «The great good place» que tiene como bajada «cafés, librerías, bares, peluquerías y otros lugares para pasar el tiempo en el corazón de una comunidad».

El libro de 1989 ha generado una gran cantidad de artículos sobre el tema, disparado por la idea de que estos espacios se están reduciendo en Estados Unidos, que recomendamos buscar online si te interesa el tema.

Seguramente volveremos sobre el concepto cuando hablemos de lugares para trabajar fuera de casa, pero mientras tanto los interesados en el tema pueden ver la charla de Oldenburg sobre el tema (en inglés):